Peter Handke es uno de los escritores en lengua alemana más importantes del último medio siglo. Poeta, ensayista, novelista, narrador, viajero, su obra solo es comparable con la de los más grandes, comenzando por Thomas Bernhard. Dignos herederos de Rilke y Thomas Mann.
En 1996 publicó un
libro indispensable sobre la descomposición de la antigua Yugoslavia, víctima de incontables guerras étnicas y nacionalistas. Se trata de una
obra capital para entender tales problemas.
Esa obra comienza denunciando con mucho brío el comportamiento sectario, manipulador e ignorante de varios grandes periódicos europeos: orquestando el odio y la desinformación de manera unilateral.
Handke se ha querellado contra uno de esos medios, que él considera medios de desinformación y manipulación.
Handke denuncia las siniestras mentiras que ponen en su boca. Mentiras difundidas una y otra vez, sin tomarse la molestia de leer los libros de Handke. Sin leer los libros de Handke es sencillamente imposible saber lo que piensa Handke sobre el problema que se trata en esos libros. Explicando la posición de fondo de Handke sobre Serbia, Claudio Magris ha escrito: “
Se trata de una reacción personal contra la información unilateral que denuncia sin cesar los crímenes cometidos por los hombres de Milosevic, pero silencia los crímenes cometidos por los hombres del croata Tudjman y el musulmán Izetbegovic, igualmente numerosos y atroces, pero que, paradójicamente, no han entrado en la conciencia occidental”.
Ahí están los links donde se resumen todos los puntos de vista:
Peter Handke y la manipulación de los nacionalismos [
Európolis,
Una temporada en el infierno].
[ .. ]
Ni entro ni salgo en el problema de la descomposición de Yugoslavia. Consciente, por el contrario, de los
abismos de incomprensión existentes entre catalanes y castellanos -pongo por caso- si creo percibir un
abismo de intolerancia, ignorancia, desinformación y manipulación del odio, contra Handke, de quien he leído una docena larga de libros, en alemán, francés y español: se trata de un escritor fino, sensible, indispensable, cuyo rostro desfiguran hasta la
caricatura más
vergonzosa quienes lo difaman sin saber de qué están hablando.
Sorry.