Francia / UE: Los dinamiteros y sus cómplices
La cacofonía de lamentos esquizofrénicos oscurece el sentido profundo del NO de Francia al proyecto de Tratado constitucional europeo.
La prensa de “referencia” que lleva años engañándose y engañando a las opiniones públicas, con la retórica parda del “corazón de Europa”, el “eje franco alemán”, y otros cadáveres, está perfectamente incapacitada para explicar con claridad las raíces y el alcance profundo del terremoto precipitado por la Francia profunda.
De entrada, tres evidencias:
1.- La cacofonía institucional de la UE se precipita en el caos, como titula con precisión Financial Times. El 30 de agosto de 1954, la Asamblea Nacional francesa rechazó el proyecto de Comunidad europea de defensa (CED). Cincuenta años más tarde, la quimera retórica de una hipotética “Europa de la defensa” continúa empantanada. ¿Ocurrirá otro tanto con la Torre de Babel institucional?
2.- Europa lleva siglos funcionando y “construyéndose”, sin necesidad de ningún proyecto de Tratado constitucional. La Europa real, la Europa de Airbus, el euro, etc., tiene otros intereses y está amenazada por otros problemas bien inmediatos y brutales: la crisis nacional de Francia y Alemania, la profunda división de la UE sobre su minúsculo presupuesto común. ¿Qué hacer juntos y cuales son nuestros recursos comunes?. Esa es la pregunta capital, como bien resume el Times de Londres. En ese terreno, el cinismo, demagogia y esquizofrenia de los dirigentes franceses y alemanes continúan haciendo estragos.
3.- Jacques Chirac y Gerhard Schroeder son los principales dinamiteros, responsables del “caos institucional” y la “crisis de identidad” que sufren Francia, Alemania y la UE. Como afirma uno de los mejores germanistas de nuestro tiempo, Alfred Grosser, en unas declaraciones clarividentes a la Süddeutsche Zeitung, el problema de fondo es que “ni Chirac ni Schroeder tienen ninguna visión de Europa”. Peor: tras precipitar el declive de Francia y Alemania, el presidente y el canciller se han jugado al póker descubierto una Torre de Babel institucional que amenaza con derrumbarse estrepitosamente.
2 Comments:
Tengo la desagradable sensación de que los franceses han hecho lo correcto (la Convención fue designada de manera antidemocrática, su presidente era un autócrata que solo buscaba el interés egoísta de Francia, el texto del Tratado constitucional es farragoso, incomprensible e incluso contradictorio en ocasiones), pero por las razones equivocadas.
Veremos en qué acaba todo esto para la Unión Europea, pero una cosa está clara: por mucho que desde Bruselas se diga lo contrario, el Tratado Constitucional ha muerto y va a ser imposible resucitarlo.
¿Voladura controlada?
¿Alud político?
¿Cuál será el próximo objetivo del ciudadano desencantado?
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