Terror urbano y profanación de la lengua

“¡Fascistas..!” “Antifascistas” “Jóvenes revolucionarios nacionalistas” “Lenguaje totalitario” “Fuerzas de ocupación” “Españolismo y fascismo” Etc., etc.. [ .. ] Tras una larga jornada de tribulaciones informáticas, el lenguaje cainita de la más baja tradición hampesca no inspira una esperanza particular. La realidad quizá sea mucho más vulgar y pavorosa en su insignificancia navajera y saturnal. La retórica parda apenas oculta los hábitos tabernarios de unos personajes liliputienses pero inquietantes; quizá más próximos de Naranja Mecánica que de la épica revolucionaria o totalitaria. Las víctimas, los muertos, los campos de concentración, los cementerios de ruinas físicas y morales, los campos de urnas anónimas, merecen un respeto que se pierde vaciando de sentido y profanando las palabras.