Thursday, January 27, 2005

Auschwitz, el arte y nosotros

ZM, Dachau, 1945 Auschwitz, 60 años después. El mes de septiembre de 1944, el pintor Zoran Music fue deportado a Dachau. Jugándose la vida, realizó un largo centenar de dibujos: hombres ahorcados, hornos crematorios, cadáveres troceados, pilas de cadáveres amontonados a las puertas del Infierno. ¿Del Infierno? En su texto canónico sobre Zoran Music, Jean Clair cita a Hölderlin: “Was bleibt, stiften die Dicher”. Cuanto queda, la poesía lo funda. Aquí y allá, los nombres de miles de millares de víctimas se han escrito en piedra, para preservar el recuerdo de los hombres inmolados en holocausto sacrílego. En los poemas homéricos, cada soldado que cae en el campo de batalla tiene un hombre y su alma vuela hacia el espacio imaginario donde todos esperan la redención, caídos y eternos en la tierra inmaterial de las palabras. La poesía contemporánea precipitó nuestra conciencia en un abismo insondable. Y buena parte del arte del siglo XX se hundió en las tinieblas de la abstracción absoluta, condenada la figura humana a un destierro trágico. Cuando miles de millares de hombres desaparecían en el Infierno histórico del Gulag y los campos de concentración, víctimas del trabajo forzado y las cámaras de gas, los más grandes artistas de la época de precipitaron en la oscuridad impenetrable del expresionismo abstracto. Formado en la escuela de Goya, en el Prado madrileño, Zoran Music tomó el camino inverso: a las puertas del Infierno, decidió seguir siendo fiel a la milenaria escuela del dibujo. Y se jugó la vida para preservar las amenazadas artes del lápiz y el carboncillo. Legándonos un documento único para la historia del arte. Muchas fotografías nos dan de los campos de exterminio un testimonio mucho más amplio, trágico, espantoso. Los dibujos de Zoran Music realizados en Dachau en 1945 no son un testimonio del Infierno: si no la huella gloriosa de un artista que no cede a las sirenas de la Muerte, y está dispuesto a morir ejerciendo su oficio con nobleza. Ese combate inconcluso de las fuerzas del mal contra la cultura, el arte y las cosas del espíritu, en un instante de crisis agonal de toda nuestra civilización, nos habla de un arte de vivir y morir con gracia y en gracia. Hubo y hay enormes obras de arte que nos hablan del espanto del artista, perseguido por las Furias de su tiempo. Hay otros artistas (como Zoran Music, o como Ramón Gaya) que prefieren resistir. Jugarse la vida en defensa de una disciplina artística amenazada de muerte. Lecciones de anatomía o abandono, que el tiempo cubrirá con las cenizas o el polvo áureo de la esperada redención anunciada por Hölderlin. Posted by Hello

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