Thursday, January 27, 2005

Mozart, La Fura, Plensa, Argullol y el cuento

Alex Ollé nos había explicado a un grupo de amigos que La Fura del Baus aceptó el “reto” de montar La Flauta Mágica para “adaptarla” a nuestro tiempo. Tal adaptación comienza por cortar el libreto de Emanuel Schikaneder con el que trabajó Mozart. Para “dar otro ritmo” a la obra y “aproximarla” a los problemas del hombre de hoy, los directivos de La Fura decidieron encomendar a Rafael Argullol un texto poemático, que sustituye (en el montaje estrenado con estrepitoso fracaso en la Ópera Nacional de París) los diálogos del libreto Schrikaneder – Mozart. Con el fin de “actualizar” el escenario encantador de la obra original, el escultor Jaume Plensa nos contó que él consideraba “añejas” muchas cosas de la retórica (literaria, masónica) de la obra, y había decidido reinstalar la trama en el cerebro humano, para darle una “dimensión onírica”. Lo que Plensa entiende por “dimensión onírica” de su escenario son unas colchonetas de plástico inflable. ¿Cómo no aplaudir la temeraria decisión de revisar, actualizar, y continuar escuchando de manera creativa una de las óperas más esenciales de la historia de la historia musical y teatral de nuestra civilización? Sin embargo, el resultado, en este caso, confirma hasta que punto la retórica del discurso “moderno” se precipita con frecuencia en el abismo sin fondo de la nadería. ¿Qué pensar de un director de escena que mutila una obra y cercena el texto original, sustituido por el texto de otro escritor que se considera autorizado a suplantar al verdadero autor de un drama que sus comentarios ocultan y “actualizan”? ¿Qué pensar de la imaginación de un escultor que considera onírico colgar un montón de colchones inflables en un escenario, creyendo superfluas las indicaciones precisas del autor del libreto y la ópera que cuenta una historia de cuento de hadas? Nada más imprescindible que dar a cada artista una libertad absoluta. ¿Pero, puede mutilarse la obra de otro artista en nombre de la creación propia, usando como reclamo publicitario el nombre del artista expoliado? Que La Fura, Plensa y Argullol hagan con su tiempo, dinero y trabajo lo que consideren oportuno es algo sencillamente palmario. Que se utilice el dinero de los contribuyentes alemanes, franceses y españoles con el fin de “modernizar” a Mozart quizá sea mucho más peregrino: la parda retórica “moderna” se enquista como un cáncer dañino por los pasillos de las burocracias políticas, convirtiendo el arte y la cultura en meras mercancías publicitarias desalmadas.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home