Desterrados en el Paraiso
Con motivo de su presentación en la Ópera de París (Garnier), por los mismos años que su compañía también triunfaba en Berlín, Blanca Li me comentaba que, en verdad, la España oficial le niega y el pan y la sal a la danza y la coreografía contemporánea.
Ayer estuve escuchando a Alex Ollé (La Fura del Baus) y Jaume Plensa hablar de su nueva versión de La Flauta Encantada de Mozart, que presentaron hace un par de años en Bochum, con motivo de la Ruhrtriennall.
Puede discutirse el puesto de Blanca o la tropa de La Fura en la historia de la danza, el teatro, el espectáculo, la escenografía. Y ya sería buena cosa entrar a discutir acciones poéticas como las que ellos inventan, a espaldas de la inmensa burocracia cainita, que ya tiene siglos de historia.
Toda la gran música española contemporánea se escribe, estrena y triunfa antes en París que en Madrid y Barcelona. Los exilios de Albéniz, Granados, Falla, etc., son una página vergonzosa de insensibilidad, destierro y agonía. Cada caso, cada historia, cada personaje, tiene su propia historia. Los triunfos internacionales de Albéniz son el contrapunto feliz a la muerte de Falla, inconclusa su obra, lejos de su patria.
¿Qué hubiera pensado Falla de las cuatro representaciones de la Atlántida presentadas por la Fura en su Granada natal? ¿Qué hubiera pensado Mozart de su Zauberflöte revisitada por Plensa y La Fura?
Hace años, en mi ensayo sobre la Atlántida (Verdaguer – Falla), con el que se cierran los capítulos finales de De la inexistencia de España, me preguntaba si la historia misma de España no se confunde con ese épico proyecto musical: una Atlántida perdida en el abismo oceánico del tiempo, desconocida de sí misma.
El trabajo de La Fura – Plensa se inscribe en ese horizonte utópico: rescate, relectura y reconstrucción de una arquitectura espiritual abandonada, desterrada, proscrita, condenada a vivir en un exilio errante. El morisco de Cervantes también es un extraño en su patria, víctima de una guerra civil no sé si inconclusa.
Muchas cosas de Falla se estrenaron en París, mucho antes que Madrid o Barcelona aceptasen tales obras. La Ópera Nacional de París estrenará el lunes (24-1-05) un trabajo de La Fura – Plensa, que nadie ha imaginado dar a conocer en el Real madrileño ni el Liceo barcelonés.
En el terreno escénico – musical, la Atlántida (Verdaguer – Falla) continúa siendo la parábola, el misterio cuya representación, en Madrid o Barcelona, justamente, debiera obligarnos a contemplar esa extrañeza original, ese destierro del español en su patria. Que ya era el problema de cada día para Cervantes y su personaje.
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