La cara oscura del efecto Zapatero
Primer café del día.
La prensa europea deja caer chuzos envenenados.
En Londres, el Guardian afirma que el último atentado de ETA recuerda a quien quisiera olvidarlo la inquietante fuerza criminal de la banda.
En Zürich, la Neue Zurcher Zeitung afirma que los terroristas nunca han hablado de paz, y, desde hace semanas, habían advertido de su determinación, con bombas dirigidas contra los empresarios que no desean pagar el “impuesto revolucionario”. Impuesto de guerra, dice exactamente.
En Frankfurt, la Frankfurter Allgemeine Zeitung estima que las últimas bombas, en el madrileño barrio de San Blas, dejan al descubierto la cara más oscura del “efecto Zapatero”.
2 Comments:
Las bombas no buscaban poner muertos encima de la mesa (no le interesa a ETA, y menos a PCTV), sino precipitar la negociación con un Gobierno débil y titubeante. El mensaje subyacente podría ser: "no queremos matar, pero podemos hacerlo cuando queramos, ¿negociamos?".
Me alejo, por tanto, de los que defienden que los atentados son una protesta por las últimas detenciones y la comparecencia de Otegui, pues no creo que nadie del entorno terrorista pueda pensar que el aparato policial del Estado se va a detener, ¿o sí?
Será mejor pensar que, efectivamente, el aparato policial del Estado no se va a detener. Porque, de lo contrario, nos veríamos en una situación hobbesiana en la que el Estado sería incapaz de cumplir su obligación fundamental: la de proteger a sus ciudadanos. Eso implicaría que todos tendríamos que tomarnos la justicia por nuestra mano. Y no hace falta recordar lo que sucede en Caína en esas situaciones. Así que será preferible no ser malpensados.
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