Thursday, March 23, 2006

Antonio Machado, Bergamín, Juan Benet y nuestros muertos

A la luz de actualidad más inmediata, terminante, ambigua, compleja, abro al azar un pequeño libro magistral: Dolor y claridad de España, de José Bergamín, Cartas a María Zambrano, edición Nigel Dennis (Editorial Renacimiento, Colección El Clavo Ardiendo). Y leo: París, 21 de enero de 1958 [ .. ] En estos días se habla de darle a los “restos” de Antonio Machado sepultura definitiva en Francia. Yo creo siento, pienso… que no debería ser así, si no volverlos a su tierra española. Creo que esto es lo justo y verdadero. Dime qué piensas tú. Yo pienso y siento esto, lo creo, porque me parece que al volverlos a tierra española harán milagros. Esto es, que significarán que “aquella guerra” que los desterró de su suelo ya acabó… (Aunque vengan otras.) Pero hay que darle esa paz a los muertos, para que ellos nos dejen en paz a los vivos. Y aún para que, si no nos dejan en paz, nos quiten otra guerra peor… Dime qué piensas tú. Y si firmarás conmigo una petición en ese sentido, a los demás españoles, uniéndonos a los que lo piden desde dentro. ¿Qué te parece? Contéstame pronto. [ .. ] Bergamín alude en su carta a los desterrados del “interior” (Dámaso Alonso, Luis Rosales, etc.). En vida del dictador, el retorno de don Antonio a su tierra fue imposible. Tras la muerte del dictador, Alfonso Guerra entre muchos otros prefirió que los “restos” de don Antonio siguiesen por los siglos de los siglos en Collioure. En nuestro tiempo, los bulderos de nuestra más honda tradición hampesca comercian con el odio avinagrado, y la sofística permite entretener la duda, la inquietud, el miedo. Como en un legendario relato de Juan Benet, o en un dibujo de Antonio Mingote, una tumba o un campo de cruces nos impiden dormir en paz. [ .. ] Biografía No autorizada de CJC. Las flores tempranas de los almendros

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