Thursday, May 19, 2005

Heimat, Totana, Lorca, Águilas, Murcia y la patria del desterrado

Los diccionarios suelen traducir la palabra alemana heimat por tierra o país natal, patria chica, terruño... Sin embargo, utilizada con Nietzsche, esa misma palabra es indisociable de “la casa del ser” heideggeriana o “la casa encendida” de Luis Rosales: morada del ser. En sus comentarios sobre el fin o la consumación última de la metafísica y la poesía, Heidegger subraya que el hombre moderno vive la tragedia de la pérdida, el destierro o el fin de la heimat, justamente, condenado a un desarraigo mortal. En cierta medida, la supervivencia misma de todas las cosas del espíritu pasa por la búsqueda y reconstrucción de esa morada íntima, moral y material, terrenal y espiritual, cuya ausencia es un tormento fáustico para el hombre condenado a morar en el desarraigo, sin Dios ni heimat. Jünger decía que la gran tarea del hombre del siglo XXI sería la “repoblación espiritual” del mundo, víctima de la desalmada colonización y desertización industrial del planeta. En esas estamos. La milenaria guerra entre los Titanes y los Inmortales prosigue en muchos frentes, en detrimento de estos últimos, que muchos consideran definitivamente amenazados. Quizá. (...) En mi caso, José Luis Molina Martinez y Ramón Jiménez Madrid me han ayudado como nadie a reconstruir mi heimat íntima. Gracias a José Luis, buena parte de mi biblioteca personal ha sido acogida y es hoy propiedad de Lorca y su biblioteca municipal. Creyente sin falla en las cosas de la lengua, los libros y la cultura, esa nueva relación con mi tierra natal (nací en Totana, a 11 kilómetros de Lorca) se me antoja el cimiento del hogar más hondo: compartir el pan y la palabra con otros hombres de la misma tierra. Gracias a Ramón, esa comunión ----que lleva muchos años germinando, sin que yo lo supiese: desde que él publicó sus Novelistas murcianos actuales, en 1982; ensayo que yo he tardado veintitrés años en descubrir---- florece y da nuevos frutos en su generosa visión de las cosas de la lengua y la literatura asociadas a Águilas, por donde pasan y se detienen personajes como Eliodoro Puche, Antonio Prieto, Juan Goytisolo, Manolo Vázquez Montalbán, Carlos Clementson, Berta Manzanares, Pedro Cobos y Juan Quiñonero, mi padre. Así, los libros, los frutos y los dones recogidos por los caminos del desarraigo vuelven a la patria natal, la heimat holderliniana, ofreciendo un hogar al desterrado. Que soy yo. Gracias.

2 Comments:

Anonymous Anonymous said...

¿Por qué tardamos tanto en volver a casa?

12:26 PM  
Blogger Juan Pedro Quiñonero said...

Fina pregunta la de Javier, indisociable de la que yo mismo tantas veces me he hecho, ¿porqué tanta prisa en hacer las maletas?

1:11 PM  

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