Thursday, April 21, 2005

Hoy solo quieren casarse los homosexuales

Una mañana de abril de hace muchos años, Jesús Aguirre, que todavía no era duque de Alba, aunque todavía era algo así como sacerdote y aún dirigía Tecnos, donde él había publicado mi primer libro, me llamó por teléfono para “desmentir” un “rumor”, que suele ser la mejor manera de propagarlo: “Si te dicen que me caso, di que es mentira. Hoy solo quieren casarse los curas y los homosexuales”. Como pasa el tiempo. Entre mis amigos homosexuales, ninguno me confesó nunca su inclinación por el matrimonio. Jaime * se pegó un tiro, en Los Ángeles, porque no deseaba agonizar víctima del Sida. Eladio * se convirtió en brillante marino trota mundos. E * se consagró como gran actriz trágica. Guillermo * vive consagrado a su obra artística. I * es uno de los grandes escritores de su generación ----¿filósofo?, ¿ensayista?; de gran estilo, en cualquier caso. Imaginarlos a ellos recibiendo un “libro de familia” en una alcaldía de la periferia castiza me deprimiría profundamente. Porque esa imagen pondría un fin luctuoso a los gloriosos recuerdos de una juventud que tenía otras esperanzas, otras ilusiones, que Cafavis evoca de manera para siempre definitiva: Como cuerpos bellos de muertos que no han envejecido y los encerraron, con lágrimas, en una tumba espléndida ----con rosas en la cabeza y en los pies jazmines----, así parecen los deseos que pasaron sin cumplirse; sin que ninguno mereciera una noche de placer, o un alba luminosa. [Traducción de Ramón Irigoyen]

1 Comments:

Blogger Eduardo said...

Recuerda, cuerpo...

7:58 PM  

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